sábado, 2 de marzo de 2013

La Mente (I)

Dos jóvenes monjes se dirigían camino a un monasterio. Al ir a cruzar un río se encuentran que en la misma orilla hay una joven hermosa que también quiere cruzar pero no se atreve.Uno de los jóvenes monjes se la sube a sus hombros y la ayuda a cruzar. El otro monje se queda sorprendido, ya que no les permiten tocar a mujeres.Siguen todo el día camino al monasterio, el monje no para de pensar en que su compañero ha realizado esa acción. Ya por la noche le comenta;
- Se lo voy a decir al maestro.
- ¿El que?. - Le pregunta su compañero.
- Que has ayudado a una joven hermosa a cruzar el río, subiéndotela a tus hombros.
- ¡Ah eso!. Es cierto, pero una vez hemos cruzado yo la he dejado ahí, en cambio tu llevas todo el día con ella a cuestas.



Este breve relato me hace pensar en varias cosas.

En primer lugar me imagino la misma situación, pero que en lugar de encontrarse con una joven hermosa se hubieran encontrado con un hombre anciano. Yo creo el joven monje actuaría de igual forma, ya que pienso que actuaba de corazón. De haber hecho lo mismo a su acompañante le hubiera parecido una acción noble y loable.
Creo que el primer monje tiene una mente ecuánime, una mente capaz de no poner etiquetas a las personas. No somos capaces de ver una acción sin poner etiquetas a las personas que aparecen en ella. Hemos de aprender a tener una mente ecuánime, capaz de ver un acto sin etiquetar a las personas que intervienen ni al acto en sí. 

Por otro lado veo la necesidad de tener una mente que viva en el presente. No podemos estar anclados en hechos del pasado ya que nuestra mente se aferra a esos pensamientos pasados y nos hace prisioneros de ellos, al igual que no podemos tener la mente puesta en el futuro, ya que ésta nos hace vivir siempre preocupados. 

Bajo mi punto de vista hemos de intentar quitar las etiquetas que tenemos puestas en las personas (amigos, enemigos y desconocidos) ya que todas esas personas no han sido siempre, o no lo serán, lo que la etiqueta de nuestra mente nos indica. Un buen amigo se puede convertir en un enemigo y viceversa, al igual que un desconocido puede dejar de serlo.

Entiendo que la etiqueta mas difícil de quitar es la de enemigo a una persona que te ha hecho daño, pero a la vez es la mas importante. Si una persona te ha hecho daño perdónala, no lo hagas solo por ella, hazlo sobretodo por ti. Si consigues perdonarla podrás conseguir que tu mente no viva en el pasado.

Los mismo pasa con las situaciones o hechos que hay en tu vida. Los etiquetamos como buenos, malos e indiferentes. Hemos de intentar superar estas etiquetas del mismo modo que las anteriores, ya que esas situaciones nos llevan al pasado y nos aferran a momentos ya sucedidos que nos impiden disfrutar abiertamente del momento presente.

¿Y como se consigue eso? Meditando, mirando hacia el interior de nuestra mente, pero ese debate lo dejamos para otra entrada.

Volviendo a la primera frase, estos son mis pensamientos. Espero que los vuestros sean algo diferentes, o que este relato os haga pensar en más cosas. Si es así por favor no dudes en comentarlo.

Namaste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario